
Charla Padre Patricio para Sacerdotes 3 de Noviembre 2022
San Francisco de Mostazal, Chile
Apuntes
Mensaje, 24 de mayo de 1984
“¡Queridos hijos! Ya les he dicho que Yo los he escogido de manera especial tal y como son. Yo soy la Madre que los ama a todos. En esos momentos en que las cosas se pongan difíciles, no tengan miedo. Porque Yo los amo también cuando están lejos de Mí y de mi Hijo. Les ruego que no permitan que mi Corazón llore lágrimas de sangre a causa de las almas que se pierden en el pecado. Por lo tanto, queridos hijos, oren, oren, oren! ”
Soy quizas el que menos sabe sobre la Reina de la Paz. Y el menos indicado para hablar de Élla.
Por eso amerita que les cuente un poco de lo que es probable ustedes tengan mucho más que decir y con una historia más edificante.
Digo esto por que mi actitud fue displicente y fría ante las veces en que habia recibido el llamado...
Fue en Octubre del año 1999 cuando despues de celebrar una Misa exequial, se acercó a mí, joven párroco y rector del Santuario Purísima de Maipo de la Comuna de Buín, la Sra Teresa Bass. Con su sobria y piadosa presencia, y su saludo educado, me entregó unas fotocopias y una pequeña estampoa, que trataban sobre los hechos que ya, casi 20 años despues seguían ocurriendo en el lejano Medjugorje.

Reconozco que no era la 1 ra vez que escuchaba ese nombre. A mis 17 años, mi Padre había había recibido un libro en español sobre el testimonio del Padre Jozo y Medjugorje. Ni mi Padre ni la Sra Teresa remecieron mi corazón. No por que no creyera en las apariciones. De hecho habiamos prestado como familia mucha atención a todas las apariciones marianas en general.
Pero durante la formación sacerdotal y mis novatos pasos en el sacerdocio, la belleza y santidad de la doctrina y la teología no habian logrado erradicar de mi corazón un vago entusiasmo arrogante, donde el misterio y el Kerigma de Cristo no concentraban el anhelo de mis objetivos pastorales.
Ni el don de la Revelación, Tradicion y Materno Magisterio de la Iglesia que fui abrazando con exito académico, en la formación clerical, lograron derribar al peor de los enemigos, la soberbia, el amor propio y la vanidad espiritual. No por la verdad aprendida en las bondadosas aulas de la Iglesia, de grandes y virtuosos maestros, en la dignidad católica de la piedad y la liturgia, abanderizado por nobles causas como la Consagración y reparación al Corazón de Jesus y al Corazón de María, sino por que en el sujeto que les habla había enfermedades de pecados veniales, de falsas seguridades, de falta de santidad fuera y dentro de la mente y del corazón, que aun no habian sido sanadas.
Con frecuencia, los regalos recibidos me llevaron a la arrogancia, al afán de reconocimiento, a la espera de reciprocidad eficaz, , me llevaba a ser despectivo o tibio con mis hermanos sacerdotes, distante con los fieles y duro con mis familiares.
El peligro es que el corazón se puede enfermar y la fragilidad o la ignorancia del otro pueden ser considerados oportunidad para quien esta enfermo de vanagloria.
Con el tiempo, desaparece la pasión por la defensa de la verdad, la lucha contra el pecado o la herejía, y se adquiere una mirada distante de quienes no eran útiles a los propios proyectos.
El Santo Testimonio de una piadosa dama que con humildad traia unas fotocopias no encontraron el corazón aun preparado.
Lejos de la conciencia esta advertencias de Benedicto XVI:
"La llamada del Señor al ministerio no es fruto de méritos particulares, sino que es un don de acoger y al que corresponder dedicándose no a un propio proyecto, sino a aquel de Dios, de manera generosa y desinteresado, para que El disponga de nosotros según su voluntad, también si esta pudiese no corresponder a nuestros deseos de autorrealización. Amar junto a Aquel que nos ha amado primero y que se ha entregado completamente. Y el estar disponibles a dejarse envolver en su acto de amor pleno y total al Padre y a todo hombre consumado sobre el Calvario. Pero – como sacerdotes- jamás debemos olvidar que la única subida legitima hacia el ministerio de Pastor no es aquella del éxito, sino aquella de la Cruz."
Muchas veces no logras darte cuenta que te estás transformando en un funcionario de carrera y opción personal, que aprende a utilizar las estrategias, llenando de ira, arrogancia y frustración.
Decía el Papa:
"Es importante para todos, de hecho, aprender siempre cada vez más a «permanecer» con el Señor, cotidianamente, en el encuentro personal con El para dejarse fascinar y aferrar por su amor y ser anunciadores de su Evangelio; es importante buscar de seguir en la vida, con generosidad, no un proyecto propio, sino aquel que Dios tiene para cada uno, conformando la propia voluntad a aquella del Señor; es importante prepararse, también a través de un estudio serio y comprometido, a servir al Pueblo de Dios en las tareas que vendrán confiadas." (1)
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El Papa Francisco lo dice con otras palabras:
Su misión “no es llevar ideas o proyectos propios, ni soluciones abstractas ideadas por quien considera la Iglesia un huerto en su casa, sino humildemente, sin protagonismos o narcisismos, ofrecer vuestro testimonio concreto de unión con Dios, sirviendo al Evangelio que va cultivado y ayudado a crecer en esa situación específica”. (2)
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Pero el Corazón Materno de la Madre queria q su hielático hijo sacerdote reconociera el gozo de los que tienen que aprender en la batalla de la vida a hacerse pequeños, en la cuna de la infancia espiritual, en la suplica por el novio desposado que ya no tiene vino para el banquete de bodas.
Por una grave enfermedad el año 2010 llegue al coma, a la perdida de la Memoria, y de toda movilidad. Mi vida se vió reducida a una camilla casi por un Año 6 meses y con un pronóstico de muerte y de imposibilidad de recuperar la memoria y de poder caminar.
El Obispo y la Diócesis inciaron una campaña de rezo del Rosario, pero en la humildad del corazón de mis Padres, que atesoraban un libro del Padre Jozo y una estampa de la Gospa, le pedían a la Reina de la Paz, que si su hijo moría, fuera siendo un corazón humilde y en gracia. Muriera en santidad sacerdotal. (Esta súplica de mi Padre era signo de la acción de la Reina de la Paz, por una experiencia que habia tenido mi Padre)
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En los momentos del coma, cuando a la distancia se escuchaba la sentencia que los médicos daban al Obispo, de prepararse para la partida del sacerdote, y que mi Madre decidió conseguir que los jóvenes de la Parroquia entraran a la UCI a rezar el Rosario, en momentos en los que no tenia percepción del tiempo sobre mi memoria comenarona aarecer los rostros de todas las personas, de todoas las instancias de mi historia con los que tenía una deuda pendiente por haberlos tratado mal, faltando a la caridad, negando el saludos, mirándolos despectivamente, siendo displicente, indiferente, arrogante, calculador, todos aquellos de lso que habia pensado mal, murmurado o despreciando. En la medida que esos rostros pasaban por mi mente, sentía el peso de mi conciencia, y que se me concedía un tiempo para reparar y sanar, más que el cuerpo, y más que los ecados mal confesados, reparar, llevar a terapia mi corazón sacerdotal, que tenia que ir a un tratamiento, aprendizaje y sanación en una escuela de santidad y amor materno de María.
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No comenzo ese tratamiento sino hasta el primer día que llegue a Medjugorje. Claro está que lamentablemnete llegaba presentando todas mis credenciales , contando que ya conocía Guadalupe, Fátima, Lourdes, Garabandal, etc.
Pero a las pocas horas de bajar del avión, de pronto me veo en un salón, rodeado de sacerdotes piadosos, humildes, sencillos y frente a un centenar de fieles inundados de fervor, tratándonos con un respeto reverente y con una caridad llena de paz y alegría... Nadie me conocía, nadie me adulaba, nadia me pedía nada a cambio, solo me miraban con caridad, bondad y fervor. No me miraban a mí, sino que lograban ver a Jesús sacerdote, y a un hijo predilecto de María...
Esa fue una verdad siempre presente pero en la que nunca me habia detenido, la que nunca habia reflexionado, la razón del beso del altar, el sentido de la pequeña estola y una humilde casulla, del subir las gradas del altar... todo habia pasado al olvido, había besado el altar, habia besado a Jesús, no por Él, no para derramar mi sangre, no para dar la vida, sino que lo besaba por costumbre, friamente, solo con la satisfacción personal de hacer las cosas bien y no por el anhelo de hacerlas más que bien, para su gloria, para amarlo y subir con ÉL al madero de la crucificción.
Me reconcí sucio, sucio, sucio: ¿que hacia yo ahí entre tanta gente que amaba apasionadamente lo que yo miraba con tibieza, que podía definir pero no amar...
Me acorde de que hasta entonces no comprendia la Cruz que habia padecido el Padre Pío, acusado falsamente, despreciado y perseguido por sus iguales, y que no soportaba yo el que no se hubiese defendido,... ahora entendia que la opción del Padre Pío fue la opción del amor por Cristo crucificado...
Y me sentía más y más sucio, con temor de que se dieran cuenta que no merecía estar ahi... Y el sielncio sobrenatural coenzó, un silencio más quiero q la hondura de las rocas, pero con un ardor en el alma, que no se podía explicar.
EL recogimiento y la profundidad de los rostros que acogian la visita de la Reina de los ángeles hacian que junto con sentirme sucio me reconociera ciego...
Y podía no haber sido así por tantas gracias que recibí y no aproveché... todo eso colocaba en evidencia mi carnalidad, mi mundanidad, mi soberbia y arrogancia
La Vidente cuyos sus ojos se vieron obligados a abrirse ante el resplandor materno que se le aproximaba, inundados de gozo y paz, me hacian preguntarme: ¿que he hecho?
Terminó la aparición con el rezo del Magníficat... Marija se puso de píe, comenzo a relatar los gestos de la Gospa mirando hacia la asamblea, pero repentinamente se dió vuelta, mirando a los sacerdotes diciendo: la Gospa extendio sus manos hacia sus hijos predilectos", y de pronto sentí sus bondadosos ojos clavados en mí y despues de segundos de silencio dijo: " a la Gospa (la Madre) no le importa los que hayan hecho, porque Ella los ama, y ahora los está llamando...".
Las lágrimas no me dejaban respirar...
Tres preguntas me habia hecho mi superior para la Virgen (no se aun porque fueron esas preguntas):
Estas fueron: Que hacer con la crisis en la Iglesia, que hacer con la falta de vocaciones, que hacer con las familias.
Agregó en ese momento Marija: La Virgen nos enseña que los sacerdotes son sus hijos predilectos y que sin son santos serán felices, y la Iglesia necesita de santos, y necesita de familias santas, por de esas familias santas salen las vocaciones.
Ahi estaban las respuestas: Sacerdotes santos, familias santas, vocaciones santas. Esa es la Iglesia del Señor.

Durante ese Mes la Gospa había dicho:
Mensaje, 2 de agosto de 2015 - a la vidente Mirjana
“Queridos hijos, Yo, como Madre que ama a sus hijos, veo qué difícil es el tiempo en el que vivís. Veo vuestro sufrimiento. Pero debéis saber que no estáis solos. Mi Hijo está con vosotros. Está en todas partes: es invisible, pero lo podéis ver si lo vivís. Él es la luz que os ilumina el alma y os concede la paz. Él es la Iglesia que debéis amar y por la que siempre debéis orar y luchar; pero no solo con las palabras sino con las obras de amor. Hijos míos, haced que todos conozcan a mi Hijo, haced que sea amado, porque la verdad está en mi Hijo nacido de Dios, Hijo de Dios. No perdáis el tiempo en reflexionar demasiado, os alejaréis de la verdad. Con un corazón simple aceptad Su Palabra y vividla. Si vivís Su Palabra, amaréis con un amor misericordioso. Os amaréis los unos a los otros. Cuanto más améis, más lejos estaréis de la muerte. Para aquellos que vivan la Palabra de mi Hijo y la amen, la muerte será la vida. ¡Os doy las gracias! Orad para que podáis ver a mi Hijo en sus pastores, orad para que lo podáis abrazar en ellos. ”
Desde entonces solo un anhelo: orar, orar, orar: santidad, santidad, santidad.
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Es necesario vivir esa Kénosis
La kénosis de la Iglesia, todo el Holocausto y Pascua de la Iglesia se vive en la Eucaristía, y hacia esa Kénosis nos prepara la Iglesia.
Hay que morir para vivir...
"Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia." Filipenses 1, 21
Pero el morir en por y para Cristo no es facilmente aceptado. Se evita el sacrificio, se exige reconocimiento, méritos y estatus.
Ese es el sentido de las apariciones. Acaso no es suficiente con la Revelación Divina, oral y escrita, no basta con la Santa enseñanza del Magisterio de la Iglesia.
Deberáin ser suficientes pero los efectos del pecado y las heridas que produce la malicia y la tibieza en la Naturaleza humana, causan una distancia entre el ser y el obrar, una debilidad de la voluntad, un abandono del ejercicio de la racionalidad y hasta un adormecimiento de la conciencia.
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La crisis en el sentido común, en el desprecio de la ley natural, en el abandono de los valores y virtudes , el desprecio por una vida de contenidos, ideales, principios y generosidad, respeto y edificante vida en común, es la secuela de los Horizontes enfangados del vivir, el querer y el pensar del pensamiento humano, que desconoce o no se estremece ante la Palabra de Dios, y no canta el gloria ante el misterio y hecho historico de que el Verbo de Dios se haya encarnado y acampado entre nosotros.
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Y las potencialidades humanas quedan en el horizonte de los estimulos y la pasión desornada. Al parecer hay que tumbar a Saulo y estremecer al Centurión, para que salgan del letargo y las amarras de las tinieblas.
Esto es lo que hace la gracia extraordinaria y y la realidad carismática de la Iglesia, que lejos de ser una corriente autónoma, es un auxilio del que no todos requieren, ya que han sido miles los que han contruido en sus vidas una verdadera ruta de configuración con N S, tan solo con las riquezas comunes del Creer, Celebrar, vivir y rezar, predicados por la Santa Esposa de Cristo en el CEC....
Pero tambien el Maestro se ha compadecido de nuestras individuas realidades, y tambien ante crisis comunitarias, globales y eclesiales, ha querido ser alcanzado y tocado en el cuerpo místico de Cristo, clamando a un Joven de Asís, regalándo su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque, mostrando sus rayos de Misericordia a Santa Faustina, pero tambien ofreciendo su Madre al discípulo, sobre un Pilar en España, en una Tilma místicamente tratada, en el Monte del Tepeyac, en una medalla labrada en las calles de Paris, en una gruta con su fuente en Lourdes, o en santo rostro y testimonio de los pastorcitos en Fátima, y en tantos carismas y corrientes de gracia, donde se aproxima al corazón, a los sentidos, a la conciencia, a los rincones del alma de cada persona donde hay heridas, carencias, errores, mentiras, lodo y oscuridad, y por medio de esa realidad carismática, que es una Aparición, un Mensaje, un milagro, una brisa y la tibieza del sol, el Señor extiende la mano y levanta al caido, hasta que lo lleva a la orilla de la fuente, piscina o pozo, y lo sumerge nuevamente en las aguas de la gracia y lo ilumina, enseña, educa y proteje en la barca de Pedro.
En este camino siempre ha estado Medjugorge. No es la única realidad de una manifestación mística con apariciones diarias, Mensajes o dialogos frecuentes.
Basta ver lo que fue la vida de Santa Faustina, Santa Margarita, la Beata Ana Katherina, Padre Gobbi, etc. etc.
Claro está, no es extraña a la manera en que el Señor permite que la Mujer enferma, (signo del pueblo de Dios enfermo, o del alma herida con flujos de sangre) toque el borde del manto, para que más alla de los sentimientos, impresiones o ilusiones subjetivas, de un modo objetivo, el poder del Espíritu Santo salga del Corazón de Cristo y sane, sugún la disposición de la Fe y la humildad del corazón que se le haya otorgado a la mujer, que ha vivido sin auxilio, con sus debilitadas fuerzas, el peso del dolor propio e interno, la soledad y la incomprensión.
El Papa Emérito Benedicto XVI se refirió a situaciones como éstas, vinculándolas con la experiencia del Apóstol de los Gentiles, expresada en la carta a los Filipenses y escrita desde la carcel: «Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia» (Flp 1, 21). La experiencia del abajarse, de caer bajo el peso de la Cruz, en el desprecio, traición, injusticia y humillación, es un "morir" bajo diversas perspectivas, pero que por la acción e intervención sobrenatural y miericordiosa de Dios se transforma en Pascua.

La llamada Kenosis, que ha sido más que frecuente en la comunidad eclesial de los valles y Montañas que rodean Medjugorje: por dolor de la guerra, la persecución, las injusticias e incomprensiones, pero que desde la experiencia del pecador, que escucha la llamada del Maestro, es purificada por aquel que no hizo alarde de su categoria de Dios, sino que se abajo hasta el extremo de la Cruz.
Pero no es solo este abarjarse entre la crudeza de la guerra y el continuo asomarse de un mundo musulman, o las ideologias como el comunismo y sus iguales, los que rodearon el entorno de Medjugorje, sino tambien es el duro momento en que la Iglesia en todo el mundo esta viviendo: los ataques de sus enemigos externos y tambien los enemigos internos, como describe Benedicto XVI en Mayo del 2010, luego de la Beatificación de los Santos Pastorcitos de Fátima.
Y así ha ocurrido siempre con estos regalos del Espíritu Santo. El Señor aproxima a nosotros su corazón, con todo lo que el ama y sufre, ayudándonos a reconocer el ardor de su amor Divino, la compasión de su amor misericordioso y también los sentimientos de su traspasado Corazón.
En el contexto de lo que el Catecismo de la Iglesia (N° 675) llama la Prueba Final de la Iglesia, el Corazón Inmaculado en Fátima, que nos convocó a reparar las heridas con las que nosotros lo traspasamos, sin compasión..., ahora, por compasión, se queda con nosotros, con una presencia que bendice, que consuela, sana, alimenta, ilumina y coloca el vendaje de la gracia de su Hijo, con el unguento del fervor de la oración, la receta del Evangelio, la terapia de la penitencia, el sustento de la Eucaristía, el resplandor de la Adoración.

Medjugorje vive esta Kénosis, en las que incluso muchos lo desaprueban, lo descalifican, lo persiguen e injurian, y continuamente recuerdan que no está confirmada su autenticidad, aunque la actitud del Santo Padre y la Jerarquia es de evidente respeto, atencion y reverencia, ante la acción de la gracia, sin embargo, puede que me equivoque, pero Medjugorje es un verdadero don del Señor que nos regala a su Madre, y esta presencia de gracia no vive en función de reconocimientos, aunque sea virtuoso esperarlo.
La gracia es un misterio que : "o se vive o se rechaza"... En esto, Medjugorje, no quiere ser más que lo que nuestro mismo Redentor ha vivido. Más bien creo que en Medjugorje, lo que nuestra Madre busca es abrazarnos maternalmente en esta Kénosis que vive la Iglesia, en este morir para vivir de San Pablo, y llevarnos a la única y auténtica Pascua, que es la Santidad y el triunfo del Amor del Corazón de Jesús. Esos son sus planes.
Mensaje, 25 de agosto de 2015
“Queridos hijos! También hoy los invito a que sean oración. Que la oración sea para ustedes las alas para el encuentro con Dios. El mundo se encuentra en un momento de prueba porque ha olvidado y ha abandonado a Dios. Por eso, hijitos, sean aquellos que buscan y aman a Dios sobre todas las cosas. Yo estoy con ustedes y los guio hacia mi Hijo, pero ustedes tienen que dar su sí en la libertad de los hijos de Dios. Intercedo por ustedes, hijitos, y los amo con un amor infinito. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”
Hermanos les habla un caido pero que el Señor con sus llagas y el Corazón de su Madre ha levantado:
Les animo, indigno soy vamos detras de la Madre, Ella nos enseñará y nos mostrará que debemos hacer, como seguir. imitar y vivir en Jesús. Todo lo que no tenemos y necesitamos, Ella nos lo alcanzará del Corazón de Jesús y nuestro Redentor...
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Ya es tiempo, vamos y no volvamos atrás... Y me quiero colocar al lado de ustedes pero para hablarle a nuestra Madre, a usted Reina y Madre nuetra, y decirte que nada soy y usted por dedignio de mi Señor, es el todo para el corazón de un pequeño hijo... y porque el Señor me ama y con misericordia, me ha regalado a su Madre, me infunde su Espíritu para que ame como lo merece una Madre y la Madre del Rey y Redentor... no puedo dejar de amarte, Madre, porque cada versiculo del EVangelio de cada día, cada celebración de la Eucaristía, es un impulso generoso para que con nuestro sacerdocio amemos a su Madre, que quiere decir de cada uno de nosotros que somos sus hijos predilectos...
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Hermanos les invito que oremos a la Gospa con las palabras de San Alfonso Maria de Ligorio:

ORACIÓN PARA ALCANZAR EL AMOR DE MARÍA
¡María, tú robas los corazones! Señora, que con tu amor y tus beneficios robas los corazones de tus siervos, roba también mi pobre corazón que tanto desea amarte. Con tu belleza has enamorado a Dios y lo has atraído del cielo a tu seno. ¿Viviré sin amarte, madre mía? No quiero descansar hasta estar cierto de haber conseguido tu amor, pero un amor constante y tierno hacia ti, madre mía, que tan tiernamente me has amado aun cuando yo era tan ingrato. ¿Qué sería de mí, María, si tú no me hubieras amado e impetrado tantas misericordias? Si tanto me has amado cuando no te amaba, cuánto confío en tu bondad ahora que te amo. Te amo, madre mía, y quisiera un gran corazón que te amara por todos los infelices que no te aman. Quisiera una lengua que pudiera alabarte por mil, y dar a conocer a todos tu grandeza, tu santidad, tu misericordia y el amor con que amas a los que te quieren. Si tuviera riquezas, todas quisiera gastarlas en honrarte. Si tuviera vasallos,
a todos los haría tus amantes. Quisiera, en fin, si falta hiciera, dar por ti y por tu gloria hasta la vida. Te amo, madre mía, pero al tiempo temo no amarte cual debiera
porque oigo decir que el amor hace, a los que se aman, semejantes. Y si yo soy de ti tan diferente, triste señal será de que no te amo. ¡Tú tan pura y yo tan sucio! ¡Tú tan humilde y yo tan soberbio! ¡Tú tan santa y yo tan pecador! Pero esto tú lo puedes remediar, María. Hazme semejante a ti pues que me amas. Tú eres poderosa para cambiar corazones; toma el mío y transfórmalo. Que vea el mundo lo poderosa que eres a favor de aquellos que te aman. Hazme digno de tu Hijo, hazme santo. Así lo espero, así sea.
Cantemos (Magníficat)
Atentamente Padre Patricio Romero
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