SANCTA MARÍA MATER DEI, Novena día 4


La Visitación 



En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: 
“Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” Y dijo María: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador.” — Lucas 1:39-47 




Oración 

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las plegarias que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! 



Reflexión

Con el Hijo eterno de Dios en su vientre, María fue con prontitud a visitar a su parienta entrada en años, Isabel, y su esposo, Zacarías. El Ángel Gabriel le había dicho a María que Isabel también estaba embarazada: Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios (Lucas 1:36-37). 
Parecería que San Lucas vio que el relato del Rey David del Antiguo Testamento que narra el traslado del Arca de la Alianza desde Judá hasta Jerusalén – 2 Samuel 6 – se cumplió en el relato de la Visitación. La intención del Evangelista fue presentar a María, que se pone en camino para visitar a su prima Isabel, como la verdadera Arca de la Alianza: el nuevo lugar donde habita Dios en medio de su pueblo. 
Véanse a continuación algunos puntos de comparación: cuando los judíos se presentaban ante el Arca de la Alianza, lanzaban un grito de alegría, una suerte de clamor santo reservado exclusivamente a honrar la presencia de Dios en el Arca. Cuando María entró en la casa de su parienta y la saludó, Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamó con gran voz, usando casi las mismas palabras que el Rey David había expresado al tomar conciencia de la importancia de que el Arca fuera a su casa: ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Por último, así como David saltó y giró ante la vieja Arca de la Alianza, Juan el Bautista en el vientre de su madre saltó de gozo ante la presencia de Dios en su nueva Arca de la Alianza, María. 
Este texto revela maravillosamente el significado de la Anunciación y el Fiat de María. Por el asentimiento de fe a la palabra del Ángel que hizo María, el Hijo eterno de Dios bajó del Cielo para habitar en su vientre. El Arca de la Alianza construida por orden de Moisés y Aarón es apenas un prototipo, una prefiguración de María, que es donde verdaderamente habita Dios. Isabel, Zacarías y Juan Bautista todavía en el seno de su madre son bendecidos por Jesús que vive en María. Isabel bendijo al Hijo y a la Madre tres veces: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno. Y: ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor! 



Oración 


Dios Todopoderoso y Eterno, la Virgen María es la nueva Arca de la Alianza. Durante los nueve meses de su embarazo, llevó en su seno virginal a tu Hijo hecho hombre. Desde su Trono Real, Cristo comenzó a traer la salvación a su pueblo. Después de su nacimiento, que, lejos de menoscabar, consagró la integridad virginal de Su madre, continuó habitando en María a través de la gracia y la caridad con intensidad sin igual. Padre, te rogamos que envíes a María a visitar a tu pueblo, llamando a todos a la fe en el Evangelio de la Vida de Cristo y a la conversión de los pecados. Que María ayude a todos a comprender que su concepción de Cristo en Nazaret y su milagroso alumbramiento en Belén, apuntan a la inviolable santidad de toda concepción y nacimiento. Que ayude a las mujeres que se han sometido a un aborto para que encuentren el perdón y la sanación de Dios. Padre, mueve los corazones de quienes defienden el aborto y la anticoncepción y llévalos a Cristo, el Señor de la Vida. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén. 








Mensaje, 25 de diciembre de 1998

“¡Queridos hijos! En esta alegría navideña deseo bendecirlos con mi bendición. De manera especial, hijitos, les doy la bendición del Niño Jesús. Que El los llene de su paz. Hijitos, hoy no tienen paz, y la ansían. Por eso, en este día, con mi Hijo Jesús los invito: Oren, oren, oren, ya que sin oración no tienen ni alegría, ni paz, ni futuro. Ansíen la paz y búsquenla, porque Dios es la verdadera paz. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”




Comentario de Fray Slavko Barbaric (Diciembre 25, 1998) 

Fuente: Medjugorje.ws


ANSIEN LA PAZ Y BUSQUENLA, PORQUE DIOS ES LA PAZ VERDADERA


El hombre siempre anhelará la paz verdadera y eventualmente también encontrará a Dios. Cada vez que ayudamos a alguien en su camino a encontrar a Dios, nos convertimos en una bendición para él o para ella. En este mensaje, con estos pensamientos, iniciamos también este Nuevo Año -- el Nuevo Año que ha sido consagrado a Dios Padre. Seguramente, en estos días, hemos expresado muchos buenos deseos y eso es bueno; pero, para ser capaces de bendecir y de ser una bendición para los demás, las palabras no bastan. Para ser capaces de bendecir, realmente se requiere de la persona entera -- la palabra, el corazón, la mente y todo lo que hagamos. Todos nuestros deseos podrán realizarse sólo si aceptamos y nos abrimos a esta bendición y nos decidimos, en el sentido de María, a ser una bendición para los demás. Aquí en Medjugorje, estamos en la escuela de María y en este nuevo Año debemos tomar conscientemente la decisión de escucharla, cuánto más tratándose del año del Padre Celestial. Dios Padre nos bendijo porque El nos creó, porque nos ama, porque nos envió a Su Hijo, porque El es misericordioso y porque nos ha liberado de la maldición del pecado. Comportémonos todos, pues, del modo que María desea de nosotros y abrámonos a Dios Padre en el próximo año. Demos lugar a una nueva relación con nosotros mismos, con los demás, con la Iglesia y con la naturaleza entera. Sólo así seremos capaces de vencer todo el mal que hay en el mundo. El pecado es muy activo y muy poderoso también, pero el bien es todavía más poderoso -- lo único que tenemos que hacer es trabajar valientemente en su favor. Y por esto los invito a que todos...






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