SANCTA MARÍA MATER DEI, Novena día 6



Las bodas de Caná 


Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a 
Jesús su madre: “No tienen vino.”Jesús le responde:“¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.”
Dice su madre a los sirvientes: “Haced lo que él os diga.” Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: 
“Llenad las tinajas de agua.” Y las llenaron hasta arriba. “Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.” Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: “Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.” Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.” — Juan 2:1-11 



Oración 

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las plegarias que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! 



Reflexión 

La primera mención explícita de la Madre de Jesús en el Evangelio según San Juan es en una fiesta de bodas. María llegó a la celebración, que duraba una semana, antes que Jesús. Cuando llegó Jesús, María inmediatamente le hizo notar: No tienen vino. Ella quería que todos, particularmente los recién casados y sus familias y amigos, disfrutaran la celebración. Sin duda, María sintió la vergüenza que estaría pasando la joven pareja y tuvo la confianza de acercar su necesidad a Jesús. Él actuó ante la intercesión de María: sí, ésta es una instancia poderosa de la mediación materna de María. Al cambiar el agua en vino, Jesús realizó el primer gran milagro de su ministerio público. 
San Juan relata que Jesús actuó para dar testimonio de su divinidad ante los Apóstoles: Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Antes del milagro, los Apóstoles lo consideraban un rabino, una especie de profesor de la Torá. Al ver el agua convertirse en vino ante sus ojos, los Apóstoles experimentaron la gloria de Jesús como Mesías y Señor y empezaron a creer en él. Por intercesión de María, se salvó la fe de los elegidos como los primeros sacerdotes de la Iglesia. Tan pronto como en ese momento, María comprendió que tenía derecho a acercar cada necesidad humana y espiritual ante la presencia de su Hijo. Tanto en Caná en aquel entonces como ahora en el Cielo, la Madre de Dios desea que su Hijo revele su poder como Mesías y Señor de toda la creación para salvar a los suyos. 
El Catecismo de la Iglesia Católica asocia el primer milagro de Jesús con el Sacramento del Matrimonio: En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo — a petición de su Madre — con ocasión de un banquete de boda (cf Jn 2,1-11). La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica, 1613). Desde el Cielo, María sigue llevando las necesidades humanas y espirituales de las familias a la órbita del poder mesiánico de Cristo. 


Oración 

María Madre, en Caná te mostraste como la madre de muchos hijos. Comprendiste el dolor que sintieron los pobres y recurriste a tu Hijo para pedirle ayuda. Llena del Espíritu de Dios, quisiste también que los Apóstoles de Jesús compartieran tu fe en él. Comprendiste que la falta de fe es la peor de las pobrezas que puede experimentar una persona. También sabías que sólo Dios puede dar el don de la fe. Al acercar esas necesidades a Jesús en la oración, hubo abundante vino en la pequeña ciudad de Caná y el vino fuerte de la fe inundó los corazones de los Apóstoles. 
María, todos tenemos necesidades, grandes y pequeñas. Todos estamos necesitados de recursos materiales y bienes espirituales. Te rogamos que acerques todas nuestras necesidades a  Jesús. Nunca pides nada que pueda dañar a tus hijos. Jesús nunca te niega nada que le pidas. Reza especialmente por nuestras familias destruidas por la infidelidad de los esposos, la violencia doméstica, las faltas de amor de los padres y el dolor que causa la anticoncepción, la esterilización y el aborto. Ayuda a todos a comprender que el Sacramento del Matrimonio fue instituido por tu Hijo para que marido y mujer, mediante su amor mutuo, encuentren la gracia de Jesús y eduquen a sus hijos para el reino. Reza por todos esos hijos tuyos que sufren la pesada carga contra natura de una atracción a una persona de su mismo sexo. Ayúdalos a descubrir el poder senador de la gracia, la libertad que brinda la castidad y la belleza del plan de Dios. María, pide por nuestras familias, para que vivan en armonía y con amor, como viviste tú con Jesús y José en tu hogar de Nazaret. María, te necesitamos como madre nuestra y madre de todas las familias. Amén. 





 Mensaje, 25 de diciembre de 1999 

“¡Queridos hijos! Este es un tiempo de gracia. Queridos hijitos, hoy de una manera especial con el Niño Jesús que llevo en mis brazos les doy la posibilidad de dicidirse por la paz: Por vuestro Sí a la Paz y vuestra decisión por Dios, se abre para vosotros una nueva poosibilidad de paz. Solamente así, hijitos, el tiempo de este siglo, será para vosotros un tiempo de paz y de prosperidad. Por eso, pongan al Niño Jesús recién nacido, en el primer lugar de vuestra vida y El les conducirá por el camino de la salvación. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”




Tomado del comentario del Mensaje de la Reina de la Paz del Padre Slavko Barbaric del 27 de diciembre de 1999:


ESTE ES UN TIEMPO DE GRACIA

Nunca debemos olvidar lo que esto realmente significa. Desde el punto de vista de Dios cada momento desde el principio hasta el fin de los tiempos es un tiempo de gracia porque Él siempre nos amó infinitamente e incondicionalmente y no puede ser más misericordioso hoy de lo que fue ayer, ni ser más misericordioso mañana de lo que fue hoy. Todas nuestras oraciones, y todo lo que hacemos no contribuyen a que Dios tenga más misericordia o más amor, sino que cuando nosotros oramos, ayunamos y nos confesamos ayudamos a Dios a darnos más gracias y Él desea hacer esto todo el tiempo. Por eso, el tiempo de gracia es cuando las personas responden y comienzan a buscar a Dios. Todo este tiempo desde que comenzaron las apariciones el 24 de junio de 1981, hasta hoy ha sido un tiempo de gracia porque muchas personas han respondido y muchos han encontrado el camino de regreso hacia Dios a través de Medjugorje. Es así que Dios ha abierto para Medjugorje un tiempo de gracia. La enorme cantidad de personas que han abierto sus corazones a Dios constituye en sí mismo la mayor de las gracias. ¿Cuántas personas han comenzado a orar gracias a Medjugorje? ¿Cuántas personas han descubierto la Santa Misa y la Confesión? Y al volver a Dios de esta manera ellos han cambiado sus vidas y sus relaciones con los demás por las gracias que han recibido allí y especialmente dentro de sus familias. Esto también nos da la esperanza necesaria para el Año Nuevo y para cada día del siglo entrante. Pidámosle a Dios muy conscientemente que nos libre de todo lo que obstaculice la búsqueda de la aceptación de Sus gracias. Es por ello, que debemos preguntarnos en primer lugar cuál es nuestra meta. La meta de todos es vivir en paz. La segunda pregunta es, ¿qué utilizamos para alcanzar esa meta? Si tomamos los métodos que utiliza el mundo para alcanzar sus metas, entonces nunca tendremos paz, por eso debemos decidirnos a utilizar los medios de Dios para alcanzar la verdadera paz. Las siguientes líneas del mensaje nos dicen cuales son las principales condiciones para alcanzar la paz...









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