Esclavitud de Amor a María Reina de la Paz Día 2

  



La Puerta Angosta


Esclavitud de Amor a María Reina de la Paz. Día 2




Veni Creator Spíritus

Ven, Espíritu Creador,

visita las almas de tus fieles

llena con tu divina gracia,

los corazones que creaste.

Tú, a quien llamamos Paráclito,

don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego,

caridad y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;

Tú, dedo de la diestra del Padre;

Tú, fiel promesa del Padre;

que inspiras nuestras palabras.

Ilumina nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,

sé nuestro director y nuestro guía,

para que evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre,

al Hijo revélanos también;

Creamos en ti, su Espíritu,

por los siglos de los siglos

Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos de los siglos. Amén.





ENTRAR POR LA PUERTA ANGOSTA

San Mateo 7, 1-14

“No juzguéis y no seréis juzgados”

“¿Cómo ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo?”

“Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis…”

“Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la senda que lleva a la perdición”





“Hermano mío, tú que eres imagen viviente de Dios (Gn 1, 26) y has sido rescatado con la sangre preciosa de Jesucristo (1Pe 1, 19), Dios quiere que te hagas santo como El (Mt. 5, 48) en esta vida y que participes de su gloria por toda la eternidad. Tu verdadera vocación consiste en adquirir la santidad de Dios. A ello debes orientar todos tus pensamientos, palabras y acciones, tus sufrimientos y todas las aspiraciones de tu vida”. (Secreto de María 3)






Ave Maris Stella

Salve Estrella del mar, Santa Madre de Dios
y siempre Virgen, feliz Puerta del cielo.
Tú que has recibido el saludo de Gabriel, y has cambiado el nombre de Eva, establécenos en la paz.
Rompe las ataduras de los pecadores, da luz a los ciegos, aleja de nosotros los males y alcánzanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre: reciba nuestras súplicas por medio de Ti, Aquél que, naciendo por nosotros, aceptó ser Hijo tuyo.
¡Oh, Virgen incomparable! ¡Amable como ninguna!
Haz que, libres de nuestras culpas, permanezcamos humildes y castos.
Danos una vida limpia, prepáranos un camino seguro; para que, viendo a Jesús, nos alegremos eternamente contigo.
Demos alabanza a Dios Padre, gloria a Cristo Soberano y también al Santo Espíritu, a los Tres un mismo honor. Amén







Mensaje, 25 de febrero de 1987

“¡Queridos hijos! Hoy deseo envolverlos con mi manto y conducirlos a todos hacia el camino de la conversión. Queridos hijos, les ruego, entreguen al Señor todo su pasado, todo el mal que se ha acumulado en sus corazones. Yo deseo que cada uno de ustedes sea feliz, pero con el pecado nadie puede serlo. Por tanto, queridos hijos, oren y en la oración, ustedes conocerán el nuevo camino del gozo. El gozo se manifestará en sus corazones y así podrán ser testigos gozosos de lo que Yo y mi Hijo deseamos de cada uno de ustedes. Yo los bendigo. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”





“Los que son de Cristo –la Sabiduría encarnada- han crucificado sus bajos instintos con sus pasiones y deseos, llevan ahora y siempre en su persona la muerte de Jesús, se hacen violencia continuamente, llevan la cruz todos los días, están, finalmente, muertos con Jesucristo. Son éstas, expresiones del Espíritu Santo, que muestran con luz más que meridiana cómo, para obtener la Sabiduría encarnada, Jesucristo, es necesario que te mortifiques y renuncies al mundo y a ti mismo.” (Amor de la Sabiduría Eterna, 194).




Magnificat


Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán
y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.











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