Novena todos los Santos y todos los Fieles Difuntos Día 7


 

Novena todos los Santos y 
todos los Fieles Difuntos



Día 7

Descuido de los mortales en aliviar a las Almas del Purgatorio 



 Oración al Espíritu Santo



Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén



Ven Espíritu Santo por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María Santísima, Reina de la Paz… (Repetir 3 veces)






Letanías de los Santos



Señor, ten piedad. / Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. / Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. / Señor ,ten piedad.

Santa María, Madre de Dios,
/ Ruega por nosotros.
San Miguel,
/ Ruega por nosotros
Santos ángeles de Dios,
/ Rogad por nosotros.
San Juan Bautista,
/ Ruega por nosotros.
San José,
/ Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo,
/ Rogad por nosotros.
San Andrés,
/ Ruega por nosotros.
San Juan,
/ Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena,
/ Ruega por nosotros.
San Esteban,
/ Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía,
/ Ruega por nosotros.
San Lorenzo,
/ Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad,
/ Rogad por nosotros.
Santa Inés,
/ Ruega por nosotros.
San Gregorio,
/ Ruega por nosotros.
San Agustín,
/ Ruega por nosotros.
San Atanasio,
/ Ruega por nosotros.
San Basilio,
/ Ruega por nosotros.
San Martín,
/ Ruega por nosotros.
San Benito,
/ Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo,
/ Rogad por nosotros.
San Francisco Javier,
/ Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney,
/ Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena,
/ Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Avila,
/ Ruega por nosotros.
San Raimundo de Peñarfort,
/ Ruega por nosotros.
Santos y Santas de Dios,
/ Rogad por nosotros.

Muéstrate propicio,
/ Líbranos, Señor.
De todo mal,
/ Líbranos, Señor.
De todo pecado,
/ Líbranos, Señor.
De la muerte eterna,
/ Líbranos, Señor.
Por tu encarnación,
/ Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección,
/ Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo,
/ Líbranos, Señor.

Nosotros, que somos pecadores,
/ Te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo,
/ Te rogamos, óyenos
Cristo, óyenos
/ Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
/ Cristo, escúchanos.





Acto de contrición 


Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido. Y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén. 





Oración al Padre Eterno 


Padre celestial, Padre amorosísimo, que para salvar las Almas quisiste que tu Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su Sangre en la cruz por nuestro amor: Compadécete, de las benditas almas del Purgatorio y líbralas de sus horrorosas llamas. Compadécete también de la mía, y líbrala de la esclavitud del vicio. Y si tu Justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo te ofrezco todas las obras buenas que haga en este Novenario. De ningún valor son, es verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de tu Hijo divino, con los dolores de su Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos justos han existido en la tierra. Míranos, vivos y difuntos, con compasión, y haz que celebremos un día tus misericordias en el eterno descanso de la gloria. Amén. 







MEDITACIÓN 



Descuido de los mortales en aliviar a las Almas del Purgatorio 


Punto Primero. - ¡Pobres almas! ¡Están padeciendo tormentos y penas inexplicables: no pueden merecer, ni esperar alivio sino de los vivos; y éstos, nosotros, ingratos, no cuidamos de ellas! Tienen ellas en el mundo tantos hermanos, parientes y amigos, y no hallan, como José, un Rubén piadoso que las saque de aquella profunda cisterna. Sus tinieblas son más dolorosas que la ceguedad de Tobías, y no encuentran un Rafael que les dé la vista deseada, para contemplar el rostro hermosísimo de Dios. Se abrasan en más ardiente sed que el criado de Abraham, y no hallan una solícita Rebeca que se la alivie. Son infinitamente más desgraciadas que el caminante de Jericó y el paralítico del Evangelio. Pero no encuentran un samaritano u otra persona compasiva que las consuele.


¡Pobres almas! ¡Qué gran tormento es para ustedes este olvido de los mortales! ¡Podrían tan fácilmente aliviarlas y libertarlas del Purgatorio; bastaría una misa, una Comunión y un Vía Crucis, una indulgencia que aplicasen; y nadie se preocupa de ofrecerlas por ustedes!


¿Y quiénes son esos ingratos? ¡Son sus mismos parientes y amigos, sus mismos hijos!. Ellos se alimentan y recrean con los bienes o posibilidades que ustedes les dejaron, y ahora, como desconocidos, no se acuerdan ya de ustedes.


¡Pobres almas! Con mucha más razón que David pueden ustedes decir: si alguien que no hubiese nunca recibido ningún favor de mi parte, si un enemigo me tratara así por doloroso que me fuera, podría soportarlo con paciencia: ¡pero tú, hijo mío, hermano, pariente, amigo, que me debes tantos beneficios; tú, hijo mío, por quien pasé tantos dolores y noches tan malas; tú, esposo; tú, esposa mía, que tantas pruebas recibiste de mi amor, siendo objeto de mis desvelos y blanco de mis incesantes favores: que tú me trates así; que, descuidando los sufragios que tanto te encargué me dejes en este fuego, sin querer socorrerme! ¡Ésta sí que es una ingratitud y crueldad superior a todo lo que podemos pensar! 


Medita un poco sobre lo dicho. 


Punto Segundo. - ¡Pobres almas! Pero más pobres e infelices seremos nosotros, si no las socorremos. Acuérdate, nos gritan los difuntos a nosotros, de cómo he sido yo juzgado: porque así mismo lo serás tú: A mí ayer; a ti hoy. Tú también serás del número de los difuntos, y tal vez muy pronto. Y por rico y poderoso que seas, ¿qué sacarás de este mundo? Lo que nosotros sacamos, y nada más: las obras. Si son buenas, ¡qué consuelo! Si malas, ¡qué desesperación! Como tú hayas hecho con nosotros, harán contigo.


¿Lo oyes? Si ahora eres duro e insensible con las benditas Almas del Purgatorio, duros e insensibles serán contigo los mortales, cuando tú hayas dejado de existir. Y no es éste el parecer de un sabio; es el oráculo de la Sabiduría infinita, que nos dice en San Mateo: Con la misma medida con que midiereis, seréis medidos. Sí; del mismo modo que nos hubiésemos portado con las almas de nuestros prójimos, se portarán los mortales también con nosotros. ¡Ay de aquel que no hubiese practicado misericordia, porque le espera, dice el apóstol Santiago, un juicio sin misericordia. ¿Y no tiemblas tú, insensible para con los difuntos? Si lleno de indignación, el Juez supremo arroja al infierno al que niega la limosna a un pobre, que tal vez era enemigo de Dios por el pecado, ¿con cuánta justicia y rigor condenará al que niegue a sus amadísimas esposas los sufragios de los bienes que les pertenecían? 


Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena. 





ORACIÓN FINAL


Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén. 







Letanías por las almas


Señor, tened piedad de nosotros.

Jesucristo, tened piedad de nosotros.

Señor, tened piedad de nosotros.

Jesucristo, escuchadnos.

Jesucristo, escuchadnos.

Padre celestial que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Hijo Redentor del mundo, que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Espíritu Santo, que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Santa María, rogad por las almas del Purgatorio.

Santa Madre de Dios, rogad por las almas del Purgatorio.

Virgen de las Vírgenes, rogad por las almas del Purgatorio.

San Miguel, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los Ángeles y Arcángeles, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los coros de Espíritus Benditos, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Patriarcas y Profetas, rogad por las almas del Purgatorio.

San José, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos mártires, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Pontífices y Confesores, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos doctores, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Sacerdotes y Levitas, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos monjes y ermitaños, rogad por las almas del Purgatorio.

Todas las santas Vírgenes y Viudas, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los Santos de Dios, rogad por las almas del Purgatorio.

Sé favorable a ellos, perdonadlos, Señor.

Sé favorable a ellos, escuchadnos, oh Señor.

De todo mal, libradlos, Señor.

De Vuestra ira, libradlos, Señor.

De la severidad de Vuestra justicia, libradlos, oh Señor.

Del gusano roedor de la conciencia, libradlos, oh Señor.

De la espantosa oscuridad, libradlos, oh Señor.

De su llanto y gemido, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra encarnación, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra Santa Natividad, libradlos, oh Señor.

Por Vuestro dulcísimo Nombre, libradlos, oh Señor.

Por Vuestro bautismo y Vuestro santo ayuno, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra profunda humildad, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra gran obediencia, libradlos, oh Señor.

Por Vuestro infinito amor, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra angustia y Vuestros sufrimientos, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra sudor de sangre, libradlos, oh Señor.

Por Vuestros lazos y cadenas, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra corona de espinas, libradlos, oh Señor.

Por Vuestras santísimas llagas, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra Cruz y Vuestra Pasión, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra ignominiosa muerte, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra santa resurrección, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra admirable Ascensión, libradlos, oh Señor.

Por la venida del Espíritu Santo, Consolador, libradlos, oh Señor.

Pecadores que somos, Os rogamos que nos escuchéis.

Vos que perdonasteis al pecador y escuchasteis al Buen Ladrón, Os rogamos que nos escuchéis.

Vos, que salváis por Vuestra gracia, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca librar a nuestros parientes, amigos y benefactores de las llamas expiatorias, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca librar a todos los fieles difuntos de sus sufrimientos, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca tener piedad de los que no tienen intercesores particulares en este mundo, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca ser misericordioso con todos y librarlos de sus penas, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca conceder sus deseos, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca admitirlos en el Cielo entre los elegidos, Os rogamos que nos escuchéis.

Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.

Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.

Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.


Jesucristo, escuchadnos.

Jesucristo, escuchadnos.

Señor, escuchad mi oración.

Y dejad que mi grito llegue a Vos.


Señor Jesús, tened piedad de las almas del purgatorio, por cuya salvación Os habéis dignado asumir nuestra naturaleza humana y sufrir la muerte más dolorosa.

Apiadaos de sus ardientes anhelos de veros, apiadaos de sus lágrimas de arrepentimiento y, por la virtud de Vuestra Pasión, perdonadles las penas que merecen sus ofensas.

Dulcísimo Jesús, que Vuestra Sangre descienda sobre estas queridas almas.

Que se acorte su tiempo de expiación y que pronto sean llamados a Vos en la felicidad eterna. Amén.



LA EXPERIENCIA DE LOS VIDENTES DE MEDJUGORJE CON EL PURGATORIO


La Reina de la Paz hace hincapié en la importancia de la oración para la purificación de las almas del purgatorio. En 1982 respondió a una pregunta en relación al purgatorio:


“Hay muchas almas en el purgatorio. También personas consagradas a Dios – algunos sacerdotes y religiosos. Rezad por sus intenciones. Al menos siete  Padrenuestros,  Avemarías y Glorias y el Credo. Hay un gran número de almas que han estado en el purgatorio por un largo tiempo porque nadie ha rezado por ellas.” 21 de julio de 1982.


Unos días más tarde Nuestra Madre  hizo hincapié en la importancia de los sacramentos para no pasar por el Purgatorio. Respondiendo a una pregunta sobre una persona que había llevado mala vida, preguntando ahora si estaba perdonada, Ella respondió: “Quien haya hecho mucho mal durante su vida, puede ir directamente al cielo si se confiesa y se arrepiente de lo que ha hecho y recibe la comunión al  final de su vida.” 24 de julio, 1982.


Solo una vez en todos los mensajes semanales y mensuales que la Virgen da, pide que se rece por las almas del purgatorio: “Queridos hijos, hoy deseo llamaros a rezar diariamente por las almas del Purgatorio. Por cada alma.


La oración y la gracia son necesarias para llegar a Dios y a su amor. Haciendo esto, queridos hijos, obtenéis nuevas intercesiones que os ayudarán en vuestra vida a daros cuenta de que las cosas terrenales no son importantes para vosotros, que solo el cielo es aquello por lo que es necesario esforzarse. Por lo tanto, queridos hijos,  orad sin cesar, sed capaces de ayudaros a vosotros mismos y a los demás, cuyas  oraciones traerán alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”





Oración de Santa Gertrudis a la preciosa sangre de Jesús


“Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo, por todas las benditas ánimas del purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amén.”



Oración de San Agustín


Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisiste nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándote a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Libra, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como has padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llévalas a descansar a tu santísima Gloria, y sálvanos, por los méritos de tu sagrada Pasión y por tu muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevaste al buen ladrón, que fue crucificado contigo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.  Amén.



Dales, Señor el descanso eterno

y brille para ellas la Luz que no tiene fin. 

Que descansen en paz. Amén. 



Que las almas de todos los fieles difuntos,

por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén. 



Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. 


San José, ruega por nosotros.


María Reina de la Paz. Ruega por nosotros y la paz del mundo entero.


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