Novena todos los Santos y todos los Fieles Difuntos Día 6


 

Novena todos los Santos y 
todos los Fieles Difuntos



Día 6

Paciencia y resignación de las benditas Almas del purgatorio 




 Oración al Espíritu Santo



Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén



Ven Espíritu Santo por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María Santísima, Reina de la Paz… (Repetir 3 veces)






Letanías de los Santos



Señor, ten piedad. / Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. / Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. / Señor ,ten piedad.

Santa María, Madre de Dios,
/ Ruega por nosotros.
San Miguel,
/ Ruega por nosotros
Santos ángeles de Dios,
/ Rogad por nosotros.
San Juan Bautista,
/ Ruega por nosotros.
San José,
/ Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo,
/ Rogad por nosotros.
San Andrés,
/ Ruega por nosotros.
San Juan,
/ Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena,
/ Ruega por nosotros.
San Esteban,
/ Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía,
/ Ruega por nosotros.
San Lorenzo,
/ Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad,
/ Rogad por nosotros.
Santa Inés,
/ Ruega por nosotros.
San Gregorio,
/ Ruega por nosotros.
San Agustín,
/ Ruega por nosotros.
San Atanasio,
/ Ruega por nosotros.
San Basilio,
/ Ruega por nosotros.
San Martín,
/ Ruega por nosotros.
San Benito,
/ Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo,
/ Rogad por nosotros.
San Francisco Javier,
/ Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney,
/ Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena,
/ Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Avila,
/ Ruega por nosotros.
San Raimundo de Peñarfort,
/ Ruega por nosotros.
Santos y Santas de Dios,
/ Rogad por nosotros.

Muéstrate propicio,
/ Líbranos, Señor.
De todo mal,
/ Líbranos, Señor.
De todo pecado,
/ Líbranos, Señor.
De la muerte eterna,
/ Líbranos, Señor.
Por tu encarnación,
/ Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección,
/ Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo,
/ Líbranos, Señor.

Nosotros, que somos pecadores,
/ Te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo,
/ Te rogamos, óyenos
Cristo, óyenos
/ Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
/ Cristo, escúchanos.





Acto de contrición 


Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido. Y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén. 





Oración al Padre Eterno 


Padre celestial, Padre amorosísimo, que para salvar las Almas quisiste que tu Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su Sangre en la cruz por nuestro amor: Compadécete, de las benditas almas del Purgatorio y líbralas de sus horrorosas llamas. Compadécete también de la mía, y líbrala de la esclavitud del vicio. Y si tu Justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo te ofrezco todas las obras buenas que haga en este Novenario. De ningún valor son, es verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de tu Hijo divino, con los dolores de su Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos justos han existido en la tierra. Míranos, vivos y difuntos, con compasión, y haz que celebremos un día tus misericordias en el eterno descanso de la gloria. Amén. 







MEDITACIÓN 



Paciencia y resignación de las benditas Almas del purgatorio 


Punto Primero. - Es Verdad que las almas del Purgatorio padecen imponderables penas, y sin mérito: pero las padecen con una paciencia y resignación admirables. Conocen a Dios con luz perfectísima, lo aman con amor purísimo, y desean ardentísimamente poseerlo: pero al ver sus faltas, bendicen y adoran la mano justa y amorosa que las castiga.


¡Y con cuánta más resignación que los hermanos de José, exclaman: Merito haec patimur! Con mucha razón padecemos, Señor; pues cuando pecamos no temimos tu poder y tu justicia, frustramos los designios de tu amor y de tu sabiduría, despreciamos tu majestad y tu grandeza, y ofendimos tus perfecciones infinitas. Justo es que padezcamos.


Hombres sin conocimiento de la verdadera religión fueron agradecidos a sus bienhechores; Faraón hizo a José virrey de Egipto porque le interpretó un sueño misterioso. Asuero elevó a Mardoqueo a los primeros empleos de Persia porque le descubrió una conspiración; hasta los osos y los leones y otras fieras salvajes agradecidas defendieron a sus bienhechores; y nosotros, creados a tu imagen, redimidas con tu Sangre, honradas y exaltadas con tantos dones de la gracia, ingratos te abandonamos en vida. Sí; purifícanos en este fuego; ¡por ásperas que sean nuestras penas, bendeciremos y ensalzaremos tu justicia y misericordia infinitas. “Justo eres, Señor, y son rectos todos tus juicios”.


Todavía más: es tanta la fealdad del pecado, por leve que sea, que si Dios abriera a esas almas las puertas del cielo, no se atreverían a entrar en él, manchadas como están; sino que suplicarían al Señor las dejara purificarse primero en aquellas llamas. Igual que una joven escogida por esposa de un gran monarca si el día de las bodas apareciese una llaga horrible en su rostro, no se atrevería a presentarse en la Corte, y suplicaría al Rey que difiriese las bodas hasta que estuviera perfectamente curada.


¿Oh pecado, por leve que parezcas, qué tan grave mal eres que las mismas almas preferirían los horrores del Purgatorio antes que entrar en el cielo con la menor sombra de tu mancha! 


Medita un poco sobre lo dicho. 


Punto Segundo. – Miremos ahora en nosotros si puede darse incoherencia mayor que la nuestra... Nos reconocemos merecedores de horribles penas por parte de la Justicia divina, debido a los enormes pecados que cometimos en la vida pasada, y debido a las innumerables faltas en que al presente caemos todos los días; reconocemos, además, que no basta confesarse, ya que la absolución borra sí la culpa, pero no quita toda la pena, y por esto sabemos que es preciso satisfacer a la Justicia divina o en éste, o en el otro mundo; y sin embargo, jamás nos preocupamos por hacer penitencia.


Ahora podríamos expiar nuestras culpas fácilmente, y con gran mérito nuestro: una confesión bien hecha, una misa bien oída, un trabajo sufrido con paciencia, una ligera mortificación, una limosna, una indulgencia, un Vía Crucis hecho con devoción, podría evitarnos espantosos suplicios: y nosotros todo lo descuidamos, todo lo dejamos para la otra vida.


¿Acaso Hemos olvidado lo horribles que son y cuánto tiempo duran aquellos tormentos? ¿No sabemos que, según afirman ciertos autores, fundados en revelaciones muy respetables, varias de aquellas almas han estado siglos enteros en el Purgatorio, y otras estarán allí hasta el día del juicio final?


¡Qué gran insensatez la nuestra! Las Almas, dice San Cirilo de Jerusalén, querrían mejor sufrir hasta el fin del mundo todos los tormentos de esta vida, que pasar una sola hora en el Purgatorio; y nosotros queremos más arder siglos enteros en el Purgatorio, que mortificarnos en esta vida un solo momento. ¡Qué gran absurdo! 


Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena. 





ORACIÓN FINAL


Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén. 







Letanías por las almas


Señor, tened piedad de nosotros.

Jesucristo, tened piedad de nosotros.

Señor, tened piedad de nosotros.

Jesucristo, escuchadnos.

Jesucristo, escuchadnos.

Padre celestial que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Hijo Redentor del mundo, que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Espíritu Santo, que sois Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, tened piedad de las almas del Purgatorio.

Santa María, rogad por las almas del Purgatorio.

Santa Madre de Dios, rogad por las almas del Purgatorio.

Virgen de las Vírgenes, rogad por las almas del Purgatorio.

San Miguel, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los Ángeles y Arcángeles, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los coros de Espíritus Benditos, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Patriarcas y Profetas, rogad por las almas del Purgatorio.

San José, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos mártires, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Pontífices y Confesores, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos doctores, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos Sacerdotes y Levitas, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los santos monjes y ermitaños, rogad por las almas del Purgatorio.

Todas las santas Vírgenes y Viudas, rogad por las almas del Purgatorio.

Todos los Santos de Dios, rogad por las almas del Purgatorio.

Sé favorable a ellos, perdonadlos, Señor.

Sé favorable a ellos, escuchadnos, oh Señor.

De todo mal, libradlos, Señor.

De Vuestra ira, libradlos, Señor.

De la severidad de Vuestra justicia, libradlos, oh Señor.

Del gusano roedor de la conciencia, libradlos, oh Señor.

De la espantosa oscuridad, libradlos, oh Señor.

De su llanto y gemido, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra encarnación, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra Santa Natividad, libradlos, oh Señor.

Por Vuestro dulcísimo Nombre, libradlos, oh Señor.

Por Vuestro bautismo y Vuestro santo ayuno, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra profunda humildad, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra gran obediencia, libradlos, oh Señor.

Por Vuestro infinito amor, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra angustia y Vuestros sufrimientos, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra sudor de sangre, libradlos, oh Señor.

Por Vuestros lazos y cadenas, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra corona de espinas, libradlos, oh Señor.

Por Vuestras santísimas llagas, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra Cruz y Vuestra Pasión, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra ignominiosa muerte, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra santa resurrección, libradlos, oh Señor.

Por Vuestra admirable Ascensión, libradlos, oh Señor.

Por la venida del Espíritu Santo, Consolador, libradlos, oh Señor.

Pecadores que somos, Os rogamos que nos escuchéis.

Vos que perdonasteis al pecador y escuchasteis al Buen Ladrón, Os rogamos que nos escuchéis.

Vos, que salváis por Vuestra gracia, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca librar a nuestros parientes, amigos y benefactores de las llamas expiatorias, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca librar a todos los fieles difuntos de sus sufrimientos, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca tener piedad de los que no tienen intercesores particulares en este mundo, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca ser misericordioso con todos y librarlos de sus penas, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca conceder sus deseos, Os rogamos que nos escuchéis.

Que Os plazca admitirlos en el Cielo entre los elegidos, Os rogamos que nos escuchéis.

Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.

Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.

Cordero de Dios que quitáis los pecados del mundo, dadles el descanso eterno.


Jesucristo, escuchadnos.

Jesucristo, escuchadnos.

Señor, escuchad mi oración.

Y dejad que mi grito llegue a Vos.


Señor Jesús, tened piedad de las almas del purgatorio, por cuya salvación Os habéis dignado asumir nuestra naturaleza humana y sufrir la muerte más dolorosa.

Apiadaos de sus ardientes anhelos de veros, apiadaos de sus lágrimas de arrepentimiento y, por la virtud de Vuestra Pasión, perdonadles las penas que merecen sus ofensas.

Dulcísimo Jesús, que Vuestra Sangre descienda sobre estas queridas almas.

Que se acorte su tiempo de expiación y que pronto sean llamados a Vos en la felicidad eterna. Amén.



LA EXPERIENCIA DE LOS VIDENTES DE MEDJUGORJE CON EL PURGATORIO


DESCRIPCIÓN DE IVÁN E IVANKA


Iván habla muy poco acerca de sus experiencias en el cielo, el infierno y el purgatorio.


Cuando se le preguntó sobre el Purgatorio, compartió lo siguiente:


“La Santísima Virgen me dijo que los que van al Purgatorio son los que oraban y creían sólo ocasionalmente. Que estaban llenos de dudas, que no estaban seguros de que Dios existiera. No sabían cómo orar mientras estaban en la tierra, o si sabían, no oraban…


Las Almas del Purgatorio sufren. Si nadie reza por ellas, sufren aún más“.


Se le preguntó Ivanka por qué la Virgen les muestra el Cielo y el Purgatorio:


E Ivanka responde:


“Ella quiere recordar a sus hijos los resultados de sus elecciones aquí en la tierra”.





Oración de Santa Gertrudis a la preciosa sangre de Jesús


“Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo, por todas las benditas ánimas del purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amén.”



Oración de San Agustín


Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisiste nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándote a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Libra, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como has padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llévalas a descansar a tu santísima Gloria, y sálvanos, por los méritos de tu sagrada Pasión y por tu muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevaste al buen ladrón, que fue crucificado contigo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.  Amén.



Dales, Señor el descanso eterno

y brille para ellas la Luz que no tiene fin. 

Que descansen en paz. Amén. 



Que las almas de todos los fieles difuntos,

por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén. 



Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. 


San José, ruega por nosotros.


María Reina de la Paz. Ruega por nosotros y la paz del mundo entero.




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